Conexión más allá de la rutina

REFLEXIÓN: Muchos años los viví rutinariamente, de pronto sin saber en qué momento y de qué forma, dejé de buscar ese entusiasmo que te brinda el vivir de cada día.
Sin darme cuenta caí en la monotonía de las horas, de las reacciones, de las conversaciones, de los deberes, del ir y venir.
Pareciera que me estaba dejando oxidar por la repetición de los mismos hábitos, de las mismas cosas, de lo que yo percibía como la misma realidad… hasta el día en que todo cambió Y DIOS ROMPIÓ CON MI RUTINA.
Mi cuerpo enfermó y mi vida fué sacudida de una manera que jamás hubiera imaginado. ¿Y saben? me encontré con una nueva realidad que hoy agradezco.

Lo agradezco porque pude descubrir que en esos detalles monótonos de cada día, se escondía la grandeza y la novedad del amor. Apredí que en cada pequeño deber y en cada una de las tareas necesarias para la conviviencia familiar; hay una oportunidad renovada de darse mas, de servir mejor, de alcanzar un nuevo grado de perfección, de expresar una generosidad más alegre.

Comprendí que se puede envejecer junto al ser amado, en una similitud aparente, sin perder el brillo en los ojos. Entendí entonces en esos pequeños pormenores de la vida, la invitación de Dios a servirle mejor, y supe también que esas mismas realidades agotadoras que la rutina hace encoger, El revigoriza con una fuerza inagotable.

Ahora dime… ¿Aceptas que Dios cambie tu rutina?